Descripción
Autor: Miguel Ángel Aramburu-Zabala Higuera
ISBN: 9788494093166
Año: 2016
Nº páginas: 462
Leonardo Rucabado nació en Castro Urdiales, Cantabria, en 1875. Se educó y estudió el bachillerato en Santander y Bilbao. Se trasladó a Barcelona para estudiar la carrera de Arquitectura entre los años 1891 y 1900. En 1905 obtuvo también el título de Ingeniero Industrial, de cuya escuela fue profesor hasta su muerte debido a la gripe “española”.
Terminados sus estudios se estableció en Bilbao donde trabajó durante algunos años junto al gran arquitecto vasco Severiano Achúcarro. En ésta época construyó numerosas obras, principalmente casas en el barrio de Indautxu. Entre ellas es destacable la casa de Escauriaza (1909), una mansión en la cual Rucabado combinó diversos estilos europeos muy a la moda de la época. En la plaza de Indautxu erigió asimismo la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen (1911). Combinó estas obras bilbainas con otras en su ciudad natal, donde construiría en 1901 una casa, en la Plaza del Ayuntamiento, con influencia modernista. Será asimismo uno de los arquitectos, en la segunda generación de constructores, del Ensanche barcelonés.
Una figura clave del movimiento arquitectónico regionalista en general y la arquitectura cántabra en particular, que surgió en torno a la crisis del 98, la obra de Rucabado es especialmente interesante por la originalidad de su riguroso, a la vez que exuberante, historicismo.
Seguidor de las doctrinas de Antoni Rovira i Rabassa, de Lluís Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch, defendió el espíritu nacional y el pasado regionalista como fuente de inspiración para la arquitectura.
Dentro de esta corriente nacionalista y regionalista que surge en las últimas décadas del siglo XIX, Rucabado practicó un estilo nórdico o montañés, que luego continuaría su discípulo Javier González de Riancho. Él y Aníbal González (1876-1929) protagonizarán dos importantes opciones regionalistas a través de sendas versiones dialectales: montañesa y sevillana, respectivamente, de la arquitectura nacional, y cuyas obras representan la amplitud y complejidad del fenómeno regeneracionista de la época.
No obstante, a lo largo de su trayectoria profesional practicó inicialmente el eclecticismo, luego conectó con las corrientes modernistas del VIII Congreso Internacional de Arquitectos (1908), y fue en su última etapa cuando desarrolló su personal visión regionalista como antítesis de la influencia extranjera en la arquitectura española. De su época modernista son los chalets de Tomás Allende en Indáuchu (1908), el de Enrique Ocio en Cataluña (1909), el de Dámaso Escauriaza en Bilbao (1909), así como el edificio de Vicente González Ibáñez (Edificio González, 1910) en Castro Urdiales, representativo del estilo en su vertiente vienesa.